El desierto de Atacama, el desierto no-polar más árido de la Tierra, se extiende en el Gran Norte de Chile. En él, una lluvia posible de ser medida —es decir, de 1 mm o más— puede tener lugar una vez cada 15 o cada 40 años aunque se han registrado periodos de hasta 400 años sin lluvias en su sector central. Esta ruta en una de las regiones más extremas de la tierra es una de esas que te sacan de tu "ruta en la vida". Durante días desapareces por completo, no existes salvo para ti y los que te acompañan en el camino. Nadie te observa. Cuando se atraviesa el altiplano entre Chile y Bolivia no sólo se cruzan fronteras, sino que se despliega un mundo de contrastes inmenso, de noches gélidas y volcanes ardientes, de puro desierto y lagunas de colores recubiertas de vida, donde lo inhóspito se vuelve hermoso y lo hermoso se vuelve cruel, donde el cielo te quita el aire y a cambio te ofrece un campo de estrellas relucientes.
Los paisajes altiplánicos son lo más parecido a nada que jamás haya podido contemplar. El polvo del camino se mezcla en ocasiones con bloques de hielo incapaces de derretirse, con las suaves vicuñas corriendo hacia ninguna parte y con las rodadas de un 4×4 que se guía con un criterio que poco tiene que ver con los que rigen en una carretera corriente. Todo ello a más de cuatro mil metros de altura y con la sensación de que, efectivamente, vivimos en un Planeta Solitario.
Justamente es el Paso Fronterizo Internacional“SALVADOR MAZZA – YACUIBA” quien une la República Argentina con Bolivia. Este paso fronterizo, se asienta en la ciudad más extrema del Norte Argentino. Muchas personas creen que “La Quiaca” es la localidad más septentrional de la Argentina, esto se debe a la frase “de la Quiaca a Ushuaia”, pero lo cierto es que Salvador Mazza es la última localidad del extremo Norte Argentino.
Gracias a su peculiar geografía y al difícil acceso, la zona cuenta con una rica y variada población animal. La fauna autóctona incluyen numerosas especies amenazadas para las cuales éste es uno de los últimos hábitats remanentes, entre las que se encuentran el ciervo de los pantanos, el venado de las Pampas ,el carpincho, el lobo de crin, el yacaré overo y negro, la boa curiyú y el lobito de río, los monos aulladores, así como una enorme variedad de aves
"Es un poder hipnótico”, dijo Roland Joffré, director de “La Misión”, la película que, a caballo de la evangelización española de los indios guaraníes, llevada a cabo por los jesuitas en las conocidas “misiones”, expuso uno de los más viscerales conflictos alma: la oración o la espada. Y, de paso, llevó la visión de las cataratas a todo el mundo.
Los nativos que aparecen en el metraje no son guaraníes, sino waunana. No sabían muy bien en qué consistía hacer una película e, incluso, temían ser asesinados. Nativos de un total de cuatro poblados, fueron trasladados a más de mil seiscientos kilómetros de sus casas. Por recomendación de los antropólogos asesores, junto al set de rodaje se construyó un poblado respetando sus costumbres, para evitar conflictos con los pueblos locales.